Esta semana se celebra el 125 aniversario del Centro Unido de Detallistas (CUD), fundado en el 1891. Hey, guys, 125 años, ¡©oño!.. Desde los tiempos de España, Este año la celebración coincide con la convención anual del CUD y la celebración del foro Puerto Rican Hispanic Business Summit II, ambos en un hotel en San Juan.
El CUD es la organización más representativa de las PYMES (pequeñas y medianas empresas) y las microempresas (negocios con 5 o menos empleados y los empleados por cuenta propia). Estas pequeñas empresas, representan la historia de David contra Goliat, los pequeños de la empresa privada, en una pelea a muerte para sostenerse contra la competencia de los grandes del comercio, los servicios y la industria.
Sin embargo, contribuyen a proveer el 43% del empleo asalariado en Puerto Rico, según el Informe de Situación de las PYMEs del 2015. Se les acredita ser las gestoras del 90% de los nuevos empleos. Para ti y para mí, son importantes. Son la fuerza del país.
No obstante, son los patitos feos de los esfuerzos gubernamentales para fortalecer los negocios en Puerto Rico. Las leyes creando nuevos impuestos las golpean duro; el gobierno las abruma con una filosofía de más reglamentación, más que de facilitador a las iniciativas de los pequeños negocios. Las ahogan los requisitos de permisos. No se promueve un ecosistema empresarial que facilite crear redes de apoyo y aprendizaje mutuo entre ellas, ni el desarrollo de incubadoras de empresas para esparcir suficientes semilleros de nuevas microempresas, que crezcan y evolucionen, creando nuevos empleos.
Convertir en prioridad a las PYMES, conlleva varias iniciativas. En primer lugar, hay que promover un ecosistema empresarial favorable a su desarrollo, ayudándole a establecer redes de colaboración entre sí, buscando generar economías de escala en sus compras y esfuerzos de promoción y promoviendo el aprendizaje mutuo. En segundo lugar, es necesario que organizaciones como el Centro Unido de Detallistas, tomen la iniciativa para transformar la economía de Puerto Rico, promoviendo el desarrollo económico, al margen de las maquinarias políticas, para que sea gobernado por la iniciativa privada. Para ello debe fomentar las iniciativas de emprendimiento y fomento de las exportaciones; promover el establecimiento de incubadoras de empresas y fomentar que las PYMES le pierdan el miedo a exportar a los mercados globales en países extranjeros.
Al gobierno, le corresponde reducir la reglamentación y los impuestos que las agobian y obligar a las agencias gubernamentales a que le otorguen verdadera preferencia en las compras del gobierno a las empresas de aquí, las locales, de capital local. Le corresponde también ejercer una menor intromisión en las operaciones del comercio.
Porque las PYMES son la fuerza del país.