Nota a nuestros lectores: Reproducimos en este espacio la columna publicada el miércoles en la versión en línea de El Nuevo Día. Esperamos que les sea útil.
Esta semana se discute en Puerto Rico las bondades e injusticias (dependiendo del lado de la cancha en que cada protagonista esté) de la carta enviada por el Presidente de la Junta de Supervisión Fiscal, José Carrión, al gobernador Ricardo Rosselló, en la que sugiere tomar medidas más drásticas, que las incluidas en el nuevo plan fiscal sometido para recortar gastos en el gobierno. La Junta alega, que al 30 de junio de 2017, de acuerdo con el informe de E&Y, los gastos del Gobierno para el 2017 pudieran estar subestimados por una cantidad de entre $360 y $810 millones, basado en patrones históricos de gastos. La frase clave es “patrones históricos de gastos”.
La Junta pide que se considere, entre otras medidas, la implantación inmediata de un programa de recorte parcial de jornada para lograr ahorros de $35 a $40 millones mensuales, ($480 millones anuales) equivalente a 4 días al mes para la mayoría de los empleados de la Rama Ejecutiva y reducciones en contratos de servicios profesionales de hasta 50 por ciento así como reducciones significativas en todos los gastos por contrataciones gubernamentales.
Hay dos elementos en la petición de la Junta que hacen lucir irrazonable su petición. Primero, el escenario de déficit que plantean, está basado en lo que llaman “patrones históricos de gastos”. Es importante señalar que el plan fiscal en proceso de aprobación, no está basado en patrones históricos de gastos, sino en una cirugía mayor a los gastos gubernamentales. Por lo tanto, no es razonable asumir que continuará ese patrón histórico de gastos sino que la reducción en gastos impedirá que ocurra el déficit proyectado por la Junta.
El otro elemento importante es la impresión de actitud inflexible que proyecta la petición de la Junta de recortar en 50% las contrataciones gubernamentales, sin considerar que hay contrataciones que de ser reducidas a la mitad provocarían un disloque mayor en la prestación de servicios y las operaciones gubernamentales. Es como obligar a una persona a bajar de peso quitándole toda la grasa, el tejido muscular y parte de sus huesos. Ningún cirujano haría eso, porque mataría al paciente.
El gobernador ha indicado que ha identificado $625 millones adicionales en recursos no utilizados y que ha congelado una suma importante en créditos contributivos que de ser presentados al cobro crearían un disloque en el flujo de efectivo del Fondo General. Los $625 millones son una suma superior a los $480 millones que produciría el recorte en la jornada laboral.
La Junta debe dar la oportunidad al gobernador de llegar al 30 de junio con los estimados de ingresos y gastos propuestos sin reclamar la reducción de jornada laboral, en espera de ver los resultados. Corresponde al gobernador estructurar un plan de contingencia para contemplar, como último recurso, una reducción en la jornada laboral a partir de julio de 2017, en caso que las medidas que sean implantadas, incluyendo la iniciativa de empleador único, no sean suficientes.
Acabo de llegar de Santo Domingo, República Dominicana, donde se ve en forma directa las consecuencias del endeudamiento que los políticos que piensan en sus proyectos, logros y beneficios de «amigos del alma». El país, mayor en territorio y población de Puerto Rico, va demostrando un «crecimiento y desarrollo» en lugares de la creciente metrópoli metropolitana de Sto. Domingo de Guzmán que no tienen nada que envidiar y creo que aun sobrepasan el «progreso» de P, R.d
Sin embargo, al mirar bajo la superficie que esos edificios, para apartamentos, hoteles, túneles, carreteras y centros comerciales, hay una sociedad dolida con una carga de un 18% de lo que para nosotros es el IVU. No habiendo los fondos federales que nos llegan, la situación del dominicano de a pie, es trabajar, trabajar, trabajar en toda forma posible para «resolver la situación».
Sera que por tantas «ayudas federales» nos hemos mal acostumbrado y creemos que el esfuerzo propio y que el trabajo «lo hizo Dios como castigo» como dice el antiguo merengue dominicano.
Si la solución es que Jet Blue continue siendo la válvula de escape, debe darnos dolor y vergüenza porque no somos ni mejores ni peores que otras poblaciones que hoy cargan los resultados de los egos políticos, corrupción y politiquería cuando nos llega la hora de enfrentar con dignidad el resultado de lo que hemos avalado con votos y beneficios por décadas que ahora vemos que no hay «Alicia en el País de las Maravillas» y es hora de tocar fondo para tomar las decisiones mas sabias, y convenientes que abonen al principio fundamental del Bien Comun.