El nombramiento del nuevo Secretario de Agricultura, el agrónomo Carlos Flores, es un nombramiento acertado. Flores, además de ser agrónomo, es científico de la Estación Experimental Agrícola, especialista en el cultivo del café y pequeño agricultor de la región de la montaña. Es un profesional organizado y disciplinado, capitán de la Guardia Nacional. Es humilde, tiene los pies en la tierra y conoce los problemas de los agricultores.
Tiene grandes retos por delante, pues el sector agrícola ha sufrido una reducción continua en el número de fincas y su importancia relativa en la producción y el producto bruto de la economía de Puerto Rico. Conforme el último censo de agricultura de 2012, las fincas agrícolas, se redujeron entre 2007 y 2012, en 2,586, una reducción de 16.4% con relación al 2007. El próximo censo de 2017 seguramente reflejará una reducción adicional en el número de fincas. Ya casi nadie quiere trabajar en la agricultura, ni siquiera de subsistencia para consumo familiar.
A principios de década de 1960, cuando era niño, mi madre nos levantaba temprano al amanecer, a mí y mis hermanos, para ordeñar la cabra y la vaca, alimentar los cerdos, mudar la vaca y el caballo y asperjar la siembra en una pequeña parcela de una cuerda. Luego íbamos a la escuela. Nos alimentábamos de la finca, se vendía parte de la cosecha, animales de corral y semillas. Así nos pagamos los estudios 8 hermanos y nos hicimos profesionales. No había beca Pell ni cheque del PAN. Vivíamos de la agricultura de subsistencia, la pequeña finquita. Hoy, 57 años después, la agricultura es el sector económico más rezagado, olvidado y subestimado como sector de producción.
Si siquiera como reserva para casos de desastres o conflictos bélicos, que afecten las fuentes de importaciones de productos agrícolas, podemos decir que tenemos suficiente producción agrícola como estrategia de supervivencia. Nos moriríamos de hambre. La agricultura es importante porque además de su aportación a la producción, protege el hábitat, el paisaje, la conservación del suelo, la ordenación de las cuencas hidrográficas y la conservación de la biodiversidad.
En su valor económico, la agricultura de Puerto Rico tiene potencial para desarrollar agro-empresas tipo autoempleo y generar miles de empleos en ciertos renglones de producción agrícola no tradicional. Esta alternativa de actividad económica aumentaría la generación de ingresos, disminuiría la dependencia de importaciones de alimentos y le generaría algunos recaudos al gobierno. Puerto Rico ha logrado altos niveles de desarrollo económico gracias a la promoción de la manufactura y el turismo, entre otros sectores de producción, pero a expensas de la promoción de renglones agrícolas en los que hay potencial de demanda y empleo.
El nuevo secretario, Carlos Flores, tiene el reto de re-evaluar la política pública hacia la agricultura, incluyendo los incentivos y las tierras agrícolas baldías, con un enfoque menos paternalista hacia los agricultores tradicionales que siempre se quejan de las ganancias de la finca, pero viven en residencias suntuosas y conducen automóviles de lujo; no pagan contribuciones y reciben subsidios salariales y de insumos para la finca de parte del gobierno. Esos agricultores tienen mollero político, presionan a los alcaldes y éstos, presionan al Secretario. Carlos Flores tendrá que caminar sobre el filo de la dependencia creada en los agricultores y las presiones políticas.
La pregunta es: ¿Podrá el nuevo Secretario impulsar este sector como fuente vigorosa de autoempleo para personas desempleadas en estos tiempos de crisis económica y cambiar la cultura de dependencia de los agricultores tradicionales?
A sus ordenes Capitan !!
Fincas JBR
Lajas, PR
Flores ha demostrado tener herramientas de vida, dentro de la agricultura desde hace muchos años. Desde la niñez ha vivido altas y bajas económicas dentro de la agricultura en diferentes planos. Creo que fué una decisión acertada.